jueves, 16 de junio de 2011

Creatura de Deán Funes


Eduardo Bechara escribe, leo en su blog.
Si, tambien escribe.
Ese es solo un atisbo.

Eduardo escribe, compone, sueña, piensa…
Con su caminar melancólico y su hablar pausado lo vemos por su Dean Funes querido al que siempre vuelve y vuelve a amar.
Se nota en su mirada la misma inquietud que provoca escuchar algún que otro tema que compuso, esa cualidad que tienen pocos de tocar la fibra más íntima y que hace un nudo en la garganta de las almas mas sensibles.

Eduardo sueña con ver feliz a su mundo y por eso trata de hacerlo un poco mas lindo regalándonos un poco de su arte, el cual, ni siquiera el debe saber que es tan grandioso.

Un acérrimo fanático del culto de la amistad, un militante fiel de seguir sus sueños aunque estos estén en el legendario país de las pirámides, en un recóndito rincón de una playa brasileña o en los ojos de su querida Azahar.

En fin, creo que Eduardo Bechara fluye, vibra, se manifiesta; no como un mero artista, sino como el dueño de una mente brillante.

Acá va un enlace de su blog, donde Eduardo va escribiendo algunos cuentos cortos y relatos y se comunica con la gente, les recomiendo sobre todo la lectura de “Deán Funes – Buenos Aires”, el cual no tiene desperdicio. http://eduardobechara.wordpress.com/


También leí su libro “Creaturas del Mandala”, su ópera prima, lleva al que lo lee al mismo lugar donde se desarrolla la historia pero a su vez, transporta a los rincones del mundo que citan las creaturas.
Y asi pasé por Noruega, El Cairo, Colombia y por muchos lugares más donde el alma corre libre y cada relato deja con ganas de saber mas de cada uno de estas creaturas y es ahí cuando vuelvo a ver las fotografías tomadas por Lorena Rosales, compañera de aventuras y de la vida de nuestro escritor (en el libro y en la realidad), y trato de entrar en la mirada de esos extraños (o ya no tanto) para calmar mi inquietud.

Algo que erróneamente puede llevar a pensar que este libro se trata de “las aventuras de dos deanfunenses en Brasil”, resultó ser un digesto exquisito de historias muy bien contadas a tal punto de meterlo a uno en la vida de estos personajes que podrían ser reales o ficticios pero eso, a esta altura, ya no importa demasiado.